Artista: Adriana Miranda
Dónde: FotoGalería del Teatro San Martín
Título: Castillos en el aire
Fechas: 20 de mayo al 3 de agosto 2014
Galería de imágenes, texto y links:
Texto
ARQUITECTURA ESPONTÁNEA EN UN TRABAJO CONCEPTUAL
La falta de vivienda es un mal endémico para amplios sectores de la población –tanto en la Argentina como en muchos otros países latinoamericanos–, que se profundizó en los últimos años. Desde fines de los `90, los precios de las propiedades y de los terrenos se dispararon, alcanzando valores inéditos. Una de las causas fue la mayor demanda que produjo el vuelco de capitales al sector inmobiliario. La depreciación de algunas monedas, las bajas en las tasas de interés y las incertidumbres producidas por las crisis de muchas de las grandes economías, empujaron a estos capitales a desplazarse del campo financiero y refugiarse en los bienes inmuebles.
En el santuario de la Difunta Correa, en San Juan, miles de personas dejan como ofrenda una casa en miniatura. Son maquetas que evocan el sueño o testimonian una realidad, despliegan un espacio imaginario en el que se materializa quizá el único hogar que el visitante podrá poseer o el simulacro de un techo que pasó a ser propio. “Trato estas maquetas –dice Adriana Miranda– como arquitectura espontánea, formas que comunican algo subyacente; sus diseños están asociados con ideas, con una época, con circunstancias”.
Luego de un período de investigación sobre las políticas habitacionales en la Argentina desde 1945 hasta nuestros días y de compenetrarse con estadísticas en algunos casos sorprendentes (el censo 2010 arrojó la cifra de 2.500.000 viviendas deshabitadas en el país y 341.000 en la ciudad de Buenos Aires, casi un 25 por ciento del total en esta ciudad), la autora comenzó las primeras tomas de Castillos en el aire en el invierno de 2011.
Miranda selecciona las casitas teniendo en cuenta la escala y el diseño, las reubica en otro contexto donde las fotografía en blanco y negro, con la luz del invierno, siempre por la mañana y sin nubes en el cielo. Con este método de trabajo sistemático –que sin dudas trae el recuerdo de las experiencias de seriación de los alemanes Bernd y Hilla Becher, Miranda construye un cuerpo de trabajo fuertemente conceptual y de gran belleza, en el cual todo parece estar bajo control. Y logra así una calidad técnica encomiable en cada una de las imágenes. Pero, a pesar de esa belleza, o quizás a través de ella, se impone inevitablemente la alusión directa al grave problema del acceso al techo propio.
Juan Travnik
RƎV 
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